lunes, agosto 22, 2005

Gritos y pensamientos

Anoche varias veces tuve que gritarle a mi hijo menor para que hiciera lo que la madre le indicaba, ya que a pesar de que ella se lo pedía de diversas maneras , él no hacía caso. Tuve que gritar y eso me molestó y dejó mal gusto.
Hoy por la mañana me recordé unas citas de Heidegger respecto al pensar donde indicaba que hasta Nietzche gritó. Esto decía mas o menos así "[...] el aprender no se puede lograr a fuerza de regaños. Y sin embargo, en ocasiones uno tiene que alzar la voz mientras está enseñando. Hasta tiene que gritar y gritar, aun donde se trata de hacer aprender un asunto tan silencioso como es el pensar. Nietzsche que era uno de los hombres más silencioso y retraídos, sabía de esta necesidad. Sufrió el tormento de tener que gritar. En un década en que la opinión pública no sabía todavía nada de guerras mundiales, en que la fe en el “progreso” casi se estaba haciendo la religión de los pueblos y estados civilizados, Nietzsche lanzó el grito: “El desierto está creciendo...”[...] Este grito escrito de su pensamiento es el libro que intituló: Así habló Zaratustra"
Yo no pretendo ni siquiera acercarme a las palabras tanto de Nietzche como Heidegger, sino reflexionar por qué es necesario a veces gritar, cuando he sido incapaz de que me escuche mi hijo. ¿Es un problema de los jovenes? ¿Es un problema de los viejos? ¿Es un problema de los tiempos? No lo sé. Lo que si sé es que es un problema mío y debo buscar alguna manera de llegar a la cabecita de mi hijo sin gritar y comunicarme adecuadamente con él. A veces la paciencia se me agota y comienzo a gritar, él me retruca que estoy viejo. Puede ser cierto, pero no solo por la edad cronologica se envejece sino tambien psicologica y la paciencia es una muestra de ello. Como queda menos vida útil por delante, uno se urge y quiere que todo salga rápido y bien, especialmente con los hijos.
Uno habla para ser escuchado, pero al final no es importante lo que uno diga sino lo que el otro escucha. Y es aquí donde debo buscar la bala magica para que mi hijo me escuche, debo mirar mas de cerca su mundo y sus inquietudes (conozco algunas pero no en profundidad), aquí es donde debo poner el acento y esforzarme mas.
Pongo este tema en el tapete para todos aquellos padres mayores (mas de 60 años) con hijos aún menores (menores de 15 años) generemos una reflexión conjunta y nos ayudemos mutuamente. Espero comentarios. Muchas gracias por leerme (escucharme es lo mismo).

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