Lo urgente, lo importante y lo demás
Pero, ¿qué es lo más urgente?, ¿qué es lo más importante?, ¿en qué podemos y debemos agregar más valor?, ¿qué nos va a producir mayor beneficio personal?...; éstas y otras preguntas nos hacemos a menudo, e incluso nos las respondemos automáticamente sin llegar a planteárnoslas. En el pasado, el jefe nos aclaraba todo esto casi cada día y nadie lo ponía en cuestión, pero actualmente, con el trabajo por objetivos y el denominado empowerment, cada uno de nosotros tendría que tener sus respuestas. En teoría, y en busca del mejor rendimiento, nuestra acción cotidiana tendría que responder a nuestros compromisos formulados en los objetivos comprometidos anualmente, y debería estar alineada con valores, estrategia, objetivos generales, políticas y procedimientos internos, etc., de modo que éstas nos guiaran; pero muchos trabajadores piensan que si atendieran fielmente a estas referencias, podrían ser considerados conflictivos o malintencionados.
En la práctica casi siempre hay, por un lado, requerimientos más o menos frecuentes de los jefes, y por otro lado, compromisos formalmente formulados a modo de objetivos o tareas, tanto individuales como en equipo; en cualquier caso, y aunque no nos apetezca hacerlo, resulta habitualmente sencillo saber lo que hay que hacer. A decir verdad, hay casos en que no es tan fácil: cuando alguien tiene varios jefes y todos vienen a la vez con urgencias, como es en el caso de las organizaciones matriciales. Es el caso de los recursos compartidos, en que además, cuanto mejor lo haces más trabajo te cae encima.
Pero no podemos hablar del empleo del tiempo sin referirnos a las reuniones. Las controvertidas reuniones, siempre escuchamos frases como "las reuniones causa de bastantes pérdidas de tiempo constituyen a menudo una clara interferencia en nuestro propósito de aprovechar bien nuestro tiempo. Algunas reuniones (las menos) son de incuestionable importancia, se desarrollan adecuadamente y resultan fructíferas, pero se acepta ampliamente que otras no lo son (la mayoría; esto es un juicio mío). Alguien dijo que el abuso de las reuniones viene a demostrar que las empresas podrían funcionar con menos personas, y de hecho, Peter Drucker sostiene la idea de que uno puede trabajar o reunirse, pero no puede hacer ambas cosas; probablemente no propugna con ello la abolición de las reuniones, pero casi todos pensamos que algunas se pueden evitar, o que sus frutos son mejorables, o que se convoca a demasiadas personas, etc, etc.
Nadie parece pretender que el mejor empleo del tiempo suponga ir como locos por los pasillos, perder la capacidad de escuchar, prohibir las interrupciones, dedicarnos a la meditación y rechazar todas las reuniones. Debemos poder tomar un café con calma, dejando descansar la mente; debemos utilizar el tiempo preciso para pensar las cosas antes de dar una opinión; y debemos también conversar con otras personas para contrastar nuestros puntos de vista, en pro de que lo que hagamos sea fructífero, del consenso, del alineamiento de esfuerzos, de la mejora continua y de la innovación.
Por ello el manejo adecuado del tiempo tiene que ver como manejamos nuestra vida. El día tiene 24 horas y nada mas, y la hora o el minuto que se va ya no vuelve. No podemos cambiarle el largo a los minutos, pero si podemos cambiar su contenido, eso está en nuestras manos.La vida es finita, pero la vivimos como si fuera infinita.
Por lo tanto tomar conciencia de que el uso del tiempo tiene que ver con como somos y estamos en este mundo;luego la asignación de nuestro tiempo es vital para vivir bien.
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