martes, septiembre 15, 2009
El factor humano en la empresa
Dentro de las características que hacen única a cada persona tienen que ver su educación, su experiencia, su idiosincrasia, su cultura e incluso sus temores; hablando en forma general y no sólo refiriéndonos a la experiencia o educación en el área que desarrolla dentro del trabajo. Sólo considerando esto podremos entender porque las diferencias de una a otra persona al reaccionar ante una misma situación.
Su forma de ser se ve regulada por todos esos valores que lo convierten en una persona única e irrepetible. Nadie pudo haber tenido el mismo conjunto de factores en la vida ni al mismo tiempo, son sus propios paradigmas o modelos mentales.
Aquí radica también la gran problemática en el manejo de los recursos humanos, sin referirnos a la parte administrativa de nómina, impuestos y contrataciones o despidos, sino hablando particularmente del trato humano; de la forma en que tratamos y somos tratados por jefes, compañeros y subordinados.Fijense simplemente como se llama el área en cuestión "Recursos Humanos", ya solo el hecho de llamarlos "Recursos" desapareció la persona humana con todo se esplendor y potencialidades, y pasa a ser un recurso, y como tal prescindible y/o desechable. Los recursos se usan y se agotan.
No cabe duda que existe la creencia en muchas empresas que las personas trabajan mejor bajo presión y sacan lo mejor de sí mismas, pero quizá nunca han intentado lograr que dichas personas trabajen con gusto, tranquilidad y excelente motivación.
Un ambiente donde el trabajador se siente apreciado y reconocido por sus logros es más productivo que uno donde es reprendido por sus errores. Esta idea tan sencilla parte del hecho de que debemos generar satisfacción en el trabajo en lugar de miedo, gusto por hacer bien las cosas y ser felicitado en lugar de temor por ser regañado si no se hace bien.
Muchas veces la forma de dirigir una empresa o el área específica de una empresa tiene que ver con la misma personalidad de quien está al frente. Todavía existiendo gente que lamentablemente cree que el uso del látigo es la única forma en la que se puede hacer que las cosas funcionen en las empresas.
Ese tipo de ideas son las que frenan el desarrollo de las empresas y los países, pues no se está cuidando el factor humano, es decir las personas que es lo más importante de una empresa.
El factor humano es utilizado como un desechable pues siempre habrá alguien que quiera ese puesto, cuando es más fácil y menos costoso para la empresa desarrollar a las personas mediante programas motivacionales y de desarrollo profesional que repercuten en fidelidad y agradecimiento.
Cuando los empresarios preguntan cómo disminuir la alta rotación de su personal, deben fijarse en cómo se sienten las personas en su lugar de trabajo y cómo son tratadas.
Debe existir un ambiente de respeto y profesionalismo donde los puestos no son pretexto para tratar en forma déspota a nadie; debe existir un canal de comunicación maduro donde las personas resuelvan sus diferencias entre ellos y eviten ir a niveles superiores acusando a diestra y siniestra.
No puede existir una mayor satisfacción que una empresa donde los trabajadores tienen la confianza de dirigirse a sus compañeros y sobre todo a sus superiores, pero más aún poder saludar y ser saludado por cada uno de ellos con una sonrisa independientemente del puesto o que necesariamente sea el dueño.
Cuidar el factor humano implica tiempo y dedicación y sobre todo ganarse la confianza a través de resolver sus conflictos y necesidades laborales en forma efectiva, mostrando un verdadero deseo de ayudar y actuando de inmediato, convirtiéndose en la actividad más importante de ese momento.
Es muy importante mantener una comunicación donde se pueda centrar en las cosas importantes para su gente, por ejemplo hablar con aquella persona que acaba de tener un hijo y que le cuente sobre su crecimiento. Verá que gusto les da darse cuenta que usted lo recuerda y le interesa saber al respecto.
Solo así viviremos y trabajaremos felices.
martes, septiembre 08, 2009
Saber escuchar
¿Qué tan buena es tu capacidad de escuchar?
No le solemos prestar atención a este tema, sin embargo siempre es conveniento evalúar qué tan bien somos escuchando.
Estoy convencido de que la percepción de lo que uno puede pensar en cuanto a saber escuchar, y cómo los demás nos ven puede distar muchísimo.
En los tiempos hipermóviles de hoy, el mayor regalo que uno puede brindarle a alguien es el regalo del tiempo y
Sin embargo, solemos tener una deficiente capacidad de escuchar al prójimo. Lo digo por experiencia personal. Yo mismo, vivo tan ensimismado que suelo a veces cometer el terrible error de no saber escuchar a mis interlocutores. Afortunadamente, la capacidad de escuchar es fácil de obtener. Por eso les propongo algunas estrategias para lograr una buena capacidad de escucha.
- Aprende a guardar silencio.
Permite que la gente termine sus oraciones, y luego date una pausa antes de responder. La pausa te obliga a considerar lo que se acaba de decir. Tu interlocutor agradecerá tu atenta respuesta.
- Mantente alerta y en condiciones de siguer escuchando
En las oficinas solemos estar abarrotados de llamadas, de gente que circula de aquí para allá y nuestra atención puede disiparse con suma facilidad. Presta atención. No mires el correo electrónico, ni abras sobres, ni busques papeles mientras te están hablando, mira a los ojos.
- Ten cuidado de no interrumpir
No hables de más con las personas ni los interrumpas mientras ellos hablan. Usa intencionalmente la regla de Pareto 80-20. Escucha el 80% del tiempo y habla el 20% del tiempo. Repito, un 20% como máximo. Comprueba que menos es más cuando se trata de hablar. Recuerda que tienes dos orejas, pero una sola boca… (elocuente ¿no?)
- Olvidate de los dispositivos tecnologicos a tu alcance y no discrimines
Mientras alguien te habla, no te pongas a mirar y jugar con el teléfono celular, estarías faltando el respeto. Mentalmente no caigas en frases como “aquí viene de nuevo ese pesado“. Tu opinión sobre los demás es válida y respetable. No tienes que estar de acuerdo con todo lo que digan. Pero sé consciente de que los demás tienen tanto derecho como tu de tener una opinión.
- Escucha lo que se dice, y lo que no se dice, a veces lo no dicho es mas importante que lo dicho.
Esto a menudo es lo que intentamos leer durante un conflicto. Una buena técnica a utilizar es decir: “Yo acabo de oír que dices …“. Esto demuestra que estás escuchando activamente a lo que te han dicho y muestra una auténtica preocupación por lograr una comunicación clara. Una variante de esta técnica, es decir: “He oído decir …, pero creo que significa …“. Si la otra persona está enojada, conviene que te calmes y le digas: “Entiendo que esté molesto, veamos la forma de encontrar una solución.“. Luego de preguntar acerca de los detalles por los que se está alterado puedes preguntar muy gentilmente: “¿Qué hace que sentir contrariado? “
- Recuerda que la diversidad es una cosa maravillosa
En tal sentido mantén una actitud proactiva con el fin de escuchar y aprender el significado y los estilos de conversación de quienes te rodean. Recuerda, los significados están en las personas, no en las palabras.
- Rodéate de personas que sean abiertas y honestas y te obligan a escuchar lo que necesitas oír.
Esta es la clave para crecer y expandir tu conocimiento, tu conciencia y tus horizontes.
Si quieres ser un buen escuchador te recomiendo mantener el silencio, prestar atención,mirar a los ojos, mantener la calma, no interrumpir, respetar a tu interlocutor, si quieres clarificar repite, mantente alerta, no pierdas el foco, acepta la diversidad y mantente en el presente. Verás que manteniendo una actitud abierta, se puede recibir (dando) mucho más de lo que uno se imagina…
Espero te sirvan estas estrategias.